Copépodo ciclopoide. (Foto: School of Forest Resources & Conservation)
Descubren que los copépodos son afectados por virus
REINO UNIDO
Friday, January 18, 2013, 05:20 (GMT + 9)
Un nuevo estudio proporciona por primera vez evidencias de infecciones virales en los copépodos, unos diminutos crustáceos marinos.
Los virus podrían ser responsables de hasta un 35% de la mortalidad del zooplancton, cuyas causas se desconocen pero se sospecha están relacionadas con las algas nocivas, los agentes estresantes ambientales, los parásitos y las enfermedades. Los investigadores utilizaron técnicas genómicas para apoyar la hipótesis de que las infecciones virales son la principal causa de las muertes de los copépodos.
El estudio fue publicado en la revista Proceedings of the National Academies of Science.
"Es la primera evidencia de virus en el zooplancton marino", afirmó Ian Hewson, profesor asistente de microbiología de la Universidad de Cornell y autor principal del estudio.
Los copépodos son fundamentales en las redes tróficas oceánicas y en el ciclo del carbono marino que ayuda a regular el clima de la Tierra. También consumen la mayor parte del fitoplancton de los océanos, que captura alrededor de la mitad del dióxido de carbono que se libera en la atmósfera y se fija en las células vegetales.
Como los copépodos defecan el fitoplancton que consumen en forma de bolitas que se hunden en el fondo del océano, ayudan a bloquear el carbono atmosférico durante miles de años, mitigando el cambio climático. Esta información es útil para los investigadores que trabajan con modelos de simulación del cambio climático relacionado con las dinámicas de la población y las redes alimentarias.
"Ahora hemos identificado otro aspecto de la red trófica microbiana que afecta la cantidad de carbono atmosférico que puede fijarse", dijo Hewson.
El equipo utilizó técnicas microscópicas y moleculares para el seguimiento de las infecciones virales en las poblaciones naturales de dos tipos comunes de copépodos: Acartia tonsa, un herbívoro que suele criarse para harina de pescado, y Labidocera aestiva, un omnívoro grande crucial para los ecosistemas de estuarios.
Utilizando una técnica genómica, el equipo pudo eliminar los virus en los tejidos de los copépodos, cortó su ADN e identificó secuencias conocidas de ADN viral. De esta manera, los científicos identificaron dos virus que no habían sido documentados hasta el momento, cada uno único para una de las dos especies de copépodos que pertenecen al grupo circovirus, anteriormente sólo observados en cerdos, aves e insectos voladores.
Según el estudio, las tasas de infección varían según la población y la temporada, con un promedio de carga viral de cientos de miles de virus por copépodo y el 100% de algunos grupos L. Aestiva infectados. Estos resultados preliminares sugieren que los virus que infectan L. tonsa podrían emerger en la primavera y el otoño y disiparse en el verano y el invierno, junto con el crecimiento y la reducción de las poblaciones de copépodos.
Mediante microscopía electrónica, los investigadores comprobaron que estos virus no se asociaron con parásitos intestinales que pueden portarlos.
Se realizarán nuevos estudios sobre la patología de los virus y las tasas de mortalidad de los copépodos, así como también las vías de infección y los efectos ecológicos.
La investigación fue financiada por la Fundación Nacional de Ciencia.
Por Natalia Real
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