El salmón GM podría salir a la venta dentro de tres años. (Foto: Stock File)
Surgen críticas al salmón genéticamente modificado
REPÚBLICA IRLANDESA
Friday, September 10, 2010, 03:40 (GMT + 9)
El salmón genéticamente modificado desarrollado por AquaBounty, apodado el 'Frankenstein marino', es considerado apto para consumo humano por la Administración Federal de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos, pero también muy criticado y calificado de peligroso por otros.
“Hay certeza suficiente de que el consumo de este animal no es prejudicial”, asegura AquaBounty.
Estos salmones modificados genéticamente tienen un ritmo de crecimiento que duplica al del salmón del Atlántico, con lo que alcanzan el tamaño apto para comercializar en 16 a 18 meses, en lugar de 30. Y la empresa tiene intenciones de vender su producto a acuicultores de todo el mundo.
“Básicamente, someten los peces a un tratamiento permanente con hormonas para que crezcan más rápido, para que puedan vender peces más grandes y más rápido”, dijo un analista del Centro Americano para la Sanidad Alimentaria, informa el periódico irlandés The Southern Star.
Mientras tanto, en Estados Unidos crece la preocupación, porque se desconocen los efectos secundarios de consumir un pescado modificado genéticamente y no se dispone de mucha información que respalde la sanidad del producto.
Los grupos defensores de los derechos del consumidor sostienen que hay evidencias científicas obtenidas de experimentos genéticos en el campo de la agricultura que indican consecuencias como: trastornos hepáticos y renales, lesiones precancerosas, alergia, inflamación, resistencia a los antibióticos, bloqueo del sistema inmune y riesgo de contraer enfermedades nuevas. Y advierten que esos resultados podrían aplicarse también para los peces transgénicos.
En la Unión Europea (UE), la ley estipula que los alimentos y el pienso modificados genéticamente sólo pueden ingresar en el mercado si hay pruebas suficientes de que el producto en cuestión no afecta la salud de los humanos, los animales ni el medioambiente.
Tampoco debe “engañar al consumidor o usuario ni diferir del alimento que pretende reemplazar al punto que el consumo normal de dicho producto no brinde ventajas nutricionales a los humanos y los animales”.
El Gobierno irlandés prohibió en octubre pasado el cultivo de granos transgénicos y se comprometió a lanzar un programa de etiquetado de pescado no transgénico, de participación voluntaria, que incluye además a los crustáceos y otros alimentos producidos sin utilizar pienso de animales modificados genéticamente. La prohibición aplicada, la primera en su tipo en Europa, puede llegar a enfrentar la oposición de compañías dedicadas a la ingeniería alimentaria, como Monsanto, que demandó a Alemania por prohibir el maíz transgénico.
Entre tanto, el 'salmón Frankenstein' podría salir a la venta dentro de tres años, y es posible que AquaBounty intente entonces introducir el pescado en las granjas europeas.
Otra gran inquietud que existe con respecto a los peces transgénicos son los escapes, dado que incluso una pequeña cantidad de peces escapados podría acabar con una población silvestre de salmón en un lapso breve de tiempo, con consecuencias terribles.
El lanzamiento del salmón modificado genéticamente coincide con la intención de la Comisión Europea (CE) de revitalizar la golpeada industria acuícola europea. Los burócratas de la UE podrían querer introducir el pescado transgénico afirmando que ayudará a Europa a competir contra la importación masiva de pescados de gran tamaño de Asia y América del Sur.
La CE ya está recibiendo protestas de la industria por la imposición de demasiadas regulaciones ambientales que la limitan, en particular en Irlanda.
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Por Natalia Real
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