Procesar camarones, desde la larva hasta su consumo no es nada fácil. Lo delicado de su manejo para que se convierta en un producto de calidad óptima, requiere de manos expertas y maquinarias eficientes.
Es nuestra filosofía y nuestra visión.
Desde un
principio, los controles de calidad de peso, apariencia, textura y organolépticos,
son rigurosos, y, los realizamos hasta que los camarones salen de nuestras
instalaciones hacia los mercados internacionales. Es por eso que todos
nuestros procesos y productos tienen la aprobación de la Agencia
Norteamericana de Alimentos (FDA), y además son procesados bajo
los controles establecidos por la normativa HACCP.
El objetivo de mantener el camarón antes de ser procesado a una temperatura de -1-3 ºC, es nuestra mayor preocupación.
Una flota de trailers, camiones y furgones refrigerados traen el fruto
del mar desde las áreas de recolección.
Máquinas calificadoras y manos expertas van seleccionando el camarón de acuerdo a su tamaño y peso; de aquí van a las diferentes áreas de procesamiento para lograr el producto final: con o sin cabeza, pelado, con o sin cola; mariposa o ensartados en pinchos para ser deleitados como una buena parrilada de camarones.