Un empresario denuncia que con el aumento de la alícuota para las importaciones de sardina intentan sacarlo del mercado. (Foto: Stock File/FIS)
Turbulencia en la industria sardinera
(BRASIL, 6/25/2010)
Empresarios pesqueros enfrentados, pescadores y autoridades gubernamentales son protagonistas en este momento de importantes cambios en la industria de la sardina de Brasil.
Tras la venta de su participación en el fabricante de conservas de pescado Gomes da Costa a la empresa española Calvo, el ejecutivo José Eduardo Simão inició las operaciones de Ampex Food Holdings.
Esta compañía comenzó a importar sardinas y atún enlatados de Tailandia para distribuirlos bajo la marca Beira-Mar en las cadenas de supermercados Wal-Mart y Pão de Açúcar.
Ahora, luego de estos movimientos empresariales, se conoció la decisión del Gobierno nacional de modificar temporalmente la alícuota del impuesto a la importación de la sardina en conserva, del 16% al 32%.
El objetivo principal de la medida, explicaron fuentes gubernamentales, es regular el mercado y garantizar la competitividad del comercio de sardina en Brasil.
Pero para Simão, "ésa fue una respuesta directa" a su entrada en el mercado.
"Quieren matarnos. Con eso, el interés es mantener el 'duopolio' del sector", señaló el empresario.
Entre los cinco principales fabricantes hay dos marcas líderes en el sector de sardinas enlatadas: Coqueiro, de Pepsico, y Gomes da Costa.
Según el Consejo Nacional de Pesca y Acuicultura (Conepe), en 2009 Pepsico tenía una participación en el mercado del 44,45% y Gomes da Costa, del 39,7%.
A fines de la semana pasada, Simão presentó ante el Ministerio de Justicia un proceso administrativo contra ambas compañías alegando abuso de poder económico por obstrucción para ingresar libremente en el mercado.
Los problemas surgieron el año pasado, cuando el Ministerio de Pesca y Acuicultura (MPA) permitió la importación de tres especies de pescado de Tailandia y las clasificó como sardinas.
Varias compañías del sector estiman que esos recursos son de dudosa calidad, por lo que el Ministerio debió iniciar un análisis y una consulta pública.
“Queremos evitar que los esfuerzos del Gobierno para recuperar la sustentabilidad económica, social y ambiental de la pesca de sardina en las regiones sudeste y sur del país se pongan en riesgo”, dijo Fabiano Duarte Rosa, coordinador de pesca industrial oceánica del MPA.
Por su parte, el presidente de
la Asociación Brasileña de las Industrias de la Alimentación (Abia), Edmundo Klotz, manifestó: “Con ese modelo de negocios basado en la importación, sólo gana Simão. Termina financiando a Tailandia, mientras que en Brasil toda la cadena sale perdiendo: el Gobierno, la industria y los pescadores”.
Simão rebate ese argumento: recalca que la cantidad de sardina importada es irrisoria y sería incapaz de herir a la industria nacional tan hondamente.
De acuerdo con los datos oficiales, en los cinco primeros meses de 2010, el país importó 2.600 toneladas de sardinas en conserva. De ese total, el 70% fue adquirido por Ampex.
Esa cifra representa un aumento del 6.500% en comparación con el mismo lapso de 2009. Pero si se tiene en cuenta que entre enero y mayo del año pasado los brasileños consumieron un promedio de 26.000 toneladas, el volumen importado es ínfimo.
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Por Analia Murias
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